Allí estaba yo, en el backstage del
desfile de Anillarte, era la primera vez que veía con mis ojos, y
sin ser a través de una pantalla de televisión, la organización de
un desfile. Las risas nerviosas de la diseñadora, Maku, y de todas
las que estábamos con ella, el ir y venir del maquillador, la
fotógrafa, los organizadores. Un solo ascensor que subía y bajaba
sin parar, lleno de gente nerviosa e ilusionada.
Todos los vestidos y complementos
colgados en las “burras” junto a la foto de la modelo que luego
lo exhibiría, los zapatos colocados en el suelo, delante de cada
conjunto. Una lista con el orden de salida de las modelos, Maku con
sus alicates, su aguja y su hilo dando las últimas puntadas de lo
que sería un desfile increíble. Y nervios, ¡muchos nervios!
Cuando todo estuvo preparado, bajamos a
la zona de maquillaje y peluquería donde miles de artistas
preparaban a las chicas, ¡era una locura!
Así preparaban a Lorena Van Heerde,
que abriría y cerraría el desfile de Anillarte.
Era maravilloso verlos trabajar, con
tanto cuidado y tanto mimo en lo que hacen, y las chicas el aguante
que tienen. Me encantó.
Según iban estando listas fueron
subiendo, en ese ascensor de los sueños, hacia la primera planta
donde Maku, Vanessa y Ana las esperaban. Cada modelo a su sitio y a
vestirse. Es alucinante cada chica tenía a dos o tres ayudantes para
vestirse, hay que decir que los diseños de Anillarte iban
acompañados de monos, leggins y faldas de látex de MadRubb, y a
alguna modelo se le antojó una tarea harto complicada el calzarse
esos modelitos. Una vez listas Maku revisaba que todo estuviera
correcto.
Y antes de salir a escena, revisión de
última hora. ¡Todas preciosas!
En ese momento me tuve que ausentar
para ir a ocupar mi sitio en el desfile, ¡en el front row! En
primerísima línea vamos, estaba emocionada.
Al final de la pasarela la prensa se
agolpaba para contarlo todo.
Enfrente de mi bloggers y revistas de
moda con las libretas y bolis preparados.
El nombre de Anillarte reluciente en la
pasarela, la música empezó a sonar y de repente, el espectáculo
comenzó.
Uno tras otro los diseños de Anillarte
y MadRubb aparecieron en la pasarela, todos eran preciosos,
diferentes, originales.
El desfile llegó a su fin y una Maku
emocionada y contenta salió a la pasarela a recibir los aplausos que
se merecía.
Los comentarios a mi alrededor eran del
tipo “¡Guauu!” “¡Ohhh!” “¡Increíble!” “¡Precioso!”,
estoy de acuerdo con todo lo que oí, fue alucinante.
Y nada, una vez terminado ese momento
fugaz e inolvidable que hay tras meses de preparación, sudor y nervios pues tocaba
un merecido vodka en el Kissing room, y allá que nos fuimos a
descargar la tensión del día.
Anillarte, Maku, mi enhorabuena.
Sorprendisteis y encantasteis a todos los que estuvimos allí y
tuvimos el placer de compartir junto a ti ese gran momento. Espero
poder repetir.
Fotografía: Olivia Such Fotografía
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